„Diario de Noticias - 04 de agosto de 2024”
Abandono animal, una crisis que prevalece: "Ninguna mascota debería encontrarse aquí"
Los perros en la calle, las protectoras desbordadas y un problema que no se soluciona. El abandono de animales es una realidad que, a pesar del paso del tiempo y de los intentos de concienciación a través de disposiciones como la ley Foral 19/2019 y de la ley estatal 7/2023, sigue siendo más que vigente. Cada año, se recogen cientos de animales que han sido dejados en la calle a su suerte; y a muchos de ellos los encuentran con traumas psicológicos, heridos o muertos.
Se pensó que se trataba de una situación que podría resolverse a través de hacer obligatoria la identificación de perros, gatos y hurones mediante un microchip homologado y, sin embargo, “siempre hay quien sabe eludir la ley. El desarrollo reglamentario de las directrices estatales y forales afecta, sobre todo, a aquellos que quieren hacer las cosas bien”, señala Nora Collado, veterinaria de la Clínica Veterinaria de Buztintxuri. De hecho, aunque la gran mayoría de los dueños colocan a sus animales el chip de identificación, hay otros que no comprenden su utilidad; en especial, cuando se trata de los felinos. “Hay mucha gente que no se plantea la posibilidad de que un gato se puede escapar y se pierde porque no sabe volver a casa”, plantea Collado.
Además, que los animales no tengan microchip impide que las protectoras y centros reconozcan si el animal se encuentra realmente abandonado: “Nosotros no recogemos animales sin previo aviso de la Policía Municipal porque, de otra manera, no podemos garantizar que ese animal esté en una situación de abandono o que venga de una persona que se lo quiere quitar de encima porque se ha cansado. Ningún animal con propietario debería entrar en el centro”, asegura Raquel Pérez, veterinaria del Centro de Atención de Animales del Ayuntamiento de Pamplona. De esta manera, los trabajadores de Egapeludos no siempre pueden afirmar “que los animales estén abandonados de verdad; a lo mejor están extraviados, pero no tienen microchip y no podemos hacer nada contra eso”, cuenta Eneko Erce, responsable de la protectora Egapeludos, situada en Estella. En ese sentido, apunta que “estas situaciones se dan mucho en los pueblos y no es la primera vez que el dueño busca a su perro en su localidad, pero aparece en otra”.
Aunque la creencia popular diga que el verano es un tiempo en el que se produce un mayor número de abandonos, lo cierto es que las cifras se mantienen con respecto a otras épocas del año, ya que “la gente que tiene animales ya tiene programadas sus vacaciones desde hace meses y saben dónde pueden dejar a sus perros o gatos; procuran apañarse”, sostiene Erce. Durante julio, el Centro de Atención de Animales realizó más de 30 recogidas, una cifra alta, pero “hay que tener en cuenta que muchos han sido devueltos y otros muchos son gatos de colonias”, menciona Pérez. Estos datos se mantienen con respecto a Egapeludos, que en este mismo mes efectuó más de 30 atenciones. De acuerdo con los datos ofrecidos por la aplicación DataPata, en lo que va de 2024 Egapeludos ha encontrado a más de 250 animales, de los cuales 220 son gatos y 30 perros. “Los datos nos revelan que localizamos, más o menos, un animal por día. En 2023 recogimos 373 en total”, señala Erce.
Por otro lado, el mayor problema que suele ocurrir durante estas fechas es que, a pesar de que la cifra de abandonos se mantenga estable, las adopciones descienden, por lo que los centros se encuentran desbordados: “La gente en verano no piensa en coger a un perro, sino que piensa en las fiestas a las que va a ir”, sentencia Pérez. Asimismo, la situación se vuelve más complicada, puesto que aumenta la recogida de gatos de colonias (muchos de estos son esterilizados y desparasitados y vuelven a sus colonias, pero las crías se quedan en las protectoras y centros para darlas en adopción), así que es muy difícil que los centros puedan hacer frente a los espacios llenos de animales.
En cuanto a las razones que llevan al abandono una de las principales tiene que ver con el problema de la vivienda. “Es muy alto el porcentaje de pisos de alquiler que no aceptan mascotas. Por eso, cuando una persona, por su circunstancia, tiene que cambiarse de domicilio, ya no es posible que se lleve a su perro o a su gato porque no se lo van a aceptar. La mayoría de las llamadas que recibimos tiene que ver con el problema de vivienda”, asegura. Por otro lado, también puede darse en contextos de adopciones tempranas; cuando una persona cuida durante meses a un cachorro y en el momento en el que el animal crece “ya no le interesa tanto o no saben qué hacer con él”. Y, entonces, se produce el abandono.