„Diario de Navarra - 21 de diciembre de 2021”
Egapeludos trata de sacar adelante a la única superviviente de una camada de ocho perros tirada a la basura en una localidad de Tierra Estella
El pasado jueves por la noche, la protectora Egapeludos, con sede en Estella, recibió una llamada desde una localidad de la zona a la que se desplazó en ese mismo momento. Un vecino había salido para depositar la basura y, al abrir el contenedor, se percató de un saco arrojado a su interior. Dentro, una camada de ocho cachorros de apenas unos días de vida. Todos muertos. Salvo una, la perrita a la que ahora, con calor y biberón, tratan de sacar adelante sus cuidadores de acogida. La Policía Foral, que desplazó hasta allí a una patrulla, investiga los hechos. Puede hacerse así esta vez porque, subrayan desde Egapeludos, una persona se dio cuenta de lo que había pasado y el procedimiento se puso en marcha. “No es algo que pase a diario, pero sí que hay que destacar esa circunstancia. Si el vecino no repara en ello, nadie se hubiese enterado”, indican.
La experiencia les deja otros episodios similares, este año con camadas de gatos. Una, localizada en un contenedor. La otra, dentro de un saco arrojado a los matorrales en el monte. “Pero el dato está cogido con pinzas porque en estos tres casos alguien se ha percatado. ¿Cuántos habrá en los que nadie se entera y no nos llegan los avisos? Puede ser la punta del iceberg”, reflexionan desde la asociación.
Esa noche del pasado jueves, en torno a las diez, Egapeludos activó el protocolo ante este tipo de situaciones. Primero, contactó con Policía Foral para que acudiera también y levantara acta de los hechos. La patrulla y Egapeludos llegaron a la vez a la localidad y sacaron del contenedor el saco donde se encontraban los animales fallecidos. Mientras, la familia que dio el aviso se había llevado ya a su casa a la superviviente para proporcionarle abrigo en esos primeros momentos.
Egapeludos explica que, tras levantarse las actas correspondientes, se les entregó el cachorro vivo, que quedó bajo su custodia. “Como siempre, las compañeras de Katx Felina no fallaron a nuestra llamada. Tienen mucha experiencia en lactantes, se encargan de darles calor y alimento cada pocas horas. Ahora sigue allí y, aunque tiene complicado salir adelante separado de su madre con solo unos días de vida, después de las primeras horas ha evolucionado bien”. Tan pequeños, no resulta posible para el veterinario determinar la raza. Sí -detalla Egapeludos- que murieron por el frío y el hambre después de ser abandonados.