„Diario de Navarra - 24 de febrero de 2019”

Dentro de la formación habitual que reciben los policías municipales en la Escuela de Seguridad y Emergencias de Navarra, en Beriáin, es un habitual las clases sobre recogida de perros abandonados pero ahora llegan de la mano de las protectoras
Día y noche, las 24 horas del día y de lunes a domingo. Así es el voluntariado de los que integran la veintena de protectoras de Navarra. Una experiencia que desde la Escuela de Seguridad y Emergencias de Navarra ubicada en Beriáin han considerado de suficiente peso para que, dentro de la formación habitual de las policías locales y agentes municipales de Navarra, se encarguen ellas del curso sobre el proceso de intervención para la recogida de perros. Clases que se imparten desde este lunes dentro de la Normativa y procesos policiales de este año y a las que están apuntados 240 funcionarios de los ayuntamientos de Barañáin, Beriáin, Burlada, Estella, Falces, Noáin, Peralta, San Adrián, Sangüesa, Tafalla, y Zizur Mayor. De momento, porque la lista no está cerrada.
La formación se ha confiado al voluntario de Egapeludos Eneko Erce García. “Aunque lo hago no como representante de la protectora de animales de Estella, sino de la veintena de Navarra”, aclara. En su caso, lleva desde 2013 rescatando canes y a su favor habla el hecho de que no tiene ningún mordisco. “Puede ser suerte”, dice. Aunque pesa más la experiencia de saber cómo abordar a un perro abandonado. “Sobre todo hay que crear un clima de tranquilidad. Que la persona no se convierta en una figura amenazante, sino en alguien que le inspire curiosidad. Yo me siento y espero a que sea el perro el que se acerque a mí”.
Eneko valora positivamente que las protectoras tomen el mando en esta formación. “Aportamos nuestra experiencia de muchos años, de muchos casos y que no lo consideramos como un trabajo. Eso no nos hace caer en una rutina e implicarnos en cada animal”. Un entusiasmo que, añade, espera transmitir a sus alumnos durante la hora y media de clase. “Además, también podemos hablar de otros animales, como gatos o équidos. Estos últimos no son muy frecuentes, pero un agente me comentó que su localidad tienen problemas con ellos cada semana”.
Tres fases
El curso se articula en tres fases: evaluación de la situación, gestión de la intervención y pasos a seguir tras la captura. “En el primer caso, suele ser muy habitual aquellas personas que, por tener un perro, ante otro suelto en la calle crean saber cómo actuar. Pero conviene retirarlos a una distancia prudencial por si el animal está nervioso o huidizo. Hay que atajar cualquier estímulo que al can lo vuelva peligroso. Porque ocurre como con las personas que, por muy pacíficas que sean, en una situación límite pueden ponerse agresivas”.
En la fase dos, la de gestión de la intervención, Eneko Erce insiste en que hay que evitar gestos bruscos, un acercamiento rápido, mostrar excesiva superior física - “como he comentado, es mejor sentarse o agacharse”- exhibir objetos en las manos que puedan percibir como amenaza y no llamarle ostensiblemente. “Hay que hacerlo con un tono de voz que le infunda confianza”.
Y en el tercer bloque, el de pasos a seguir tras la captura, el voluntario aconseja que si el perro está asustado o agresivo se le aísle de la presencia humana o de otros animales hasta que se tranquilice. “Pero en esos momentos, ni tan siquiera hay que prestar demasiada atención visual para que no nos perciba como una amenaza”. Las clases también incluyen recomendaciones sobre el lector del chip. “Para los perros el cuello es una zona muy vulnerable, por lo tanto una zona a defender. Si nos queremos asegurar que no se sienta atacado, basta algo tan sencillo como ofrecerle comida en la otra mano para distraerlo”.
En cada sesión, con grupos de una treintena, cuando termina queda aún material para estudiar. “Le entrego el protocolo básico de recogida de gatos que han elaborado las protectoras Katx Felinos y Katu Kaleko. Aunque aquí lo ideal es que los ayuntamientos apliquen la metodología CES (Capturar, Esterilizar y Soltar) en colonias controladas”.
Algunos aspectos de las tres fases del proceso de intervención para la recogida de perros
Fase 1: evaluación de la situación
Actitud del perro. Señales de calma. Bostezar, lamerse los labios, dar la espalda, mover la cola, caminar sin signo de querer huir, dar la pata o mostrar una actitud de juego, sentarse o tumbarse. Conductas de desplazamiento. El animal quiere huir, pero por posiblemente un aprendizaje anterior, se controla. Oler el suelo, rascarse sin motivo aparente, girar sobre sí mismo persiguiéndose la cola, lamerse las patas, marcar con orina. En este caso, hay que actuar con precaución. Estrés. Retracción de los labios mostrando ligeramente los dientes o con la boca entreabierta. Fijación de la mirada en el “oponente”, retracción total de labios; erizamiento del pelo del lomo dorsal; temblor; orejas aplastadas contra el cráneo y hacia atrás (está asustado, si además exhibe los dientes, es una señal de agresividad defensiva); orejas hacia adelante (está dispuesto a atacar; se puede acompañar con fruncido hocico y dientes descubiertos). El rabo erizado en la punta indica ansiedad, y los gruñidos mostrando dientes es su forma de amenazar.
Fase 2: gestión de la intervención
Captura sin medios. Si el perro es manifiestamente amistoso y la situación está controlada ( fuera de una zona de peligro, como una carretera), se le captura sin medios porque con ellos se puede estresar al animal. Para atraer al perro será conveniente contar con algo de comida, además de un collar, un arnés y un bozal por si se pone nervioso. Captura con lazo. Es preferible evitarlo porque posiblemente asuste al animal. Se le puede distraer con comida y, una vez atrapado, deberá disponerse de una jaula o transportín para la custodia del animal. Jaula trampa. Si el animal es esquivo o huidizo y se tiene controlado su espacio y su suelta no ocasiona ningún riesgo, se puede colocar este sistema. Deberá estar en una zona transitada por el can y que pueda ser vigilado a cierta distancia. Y evitar ponerlo en lugares que no tenga protección de lluvia o a pleno sol en verano. Es conveniente camuflar el exterior de la jaula con una sábana o manta para que no vea los barrotes y poner comida en su interior elaborando un camino también con alimento hasta el recinto
Fase 3: tras la captura.
Actitud del perro. Si está asustado o agresivo, es mejor aislarlo de la presencia humana o de otros animales y evitar el contacto visual continuado aunque esté tranquilo para que no lo perciba como amenaza. Custodia. Si pasadas 24 horas no aparecen sus dueños, hay que llevarlo al veterinario para desparasitar y detección de posibles enfermedades.